domingo, julio 1

Noche y yo

Me rehusé, patalié, quebré cuantos frascos sobre el tejado. Cuando el niña de ropas oscuras y frías me tomó por la espalda evitando mi huida, me dí cuenta que no bastó.

Mientras empezaba a -disfrutar del viento liviano con olor a tierra húmeda por causa natural, de la pérdida casi desapercibida de la vista por falta de luz, de la danza de mis latidos y mis piernas dormidas, del poco movimiento que estaba fuera y el presentimiento de carencia de paredes limitantes para rayar ni con manos ni lápices- despedirme del buen día, sobre el tejado.

No tuve que cerrar los ojos para despedirme, la niña me los tapó. No tuve que abrigarme, ella me cubrió. No tuve que quedarme quieta para calmarme, ella no me dejó moverme. No tuve que poner música, ella me cantó.

Me paseó por partes distorsionadamente conocidas, por otras cuerda e increíblemente desconocidas. Me llevó, carente de mi permiso, a arrastrarme por alfombras ásperas y pasillos anaeróbicos. Fui también a conocer sueños...


Así conocí a Noche.

1 comentario:

xat. dijo...

mish.!qen iba a pensar qe teniai blog.!jkasjkajskas..
cuidate pos
buena entrada ...interesante
qe estes bn
llega a mi blog tb.

saludos
shaup.!