lunes, octubre 15

Digan "Whisky!"

Y aunque camine con las manos en los bolsillos, con poca soltura y usando mi capucha, acostumbro a respirar por inercia, patear piedras, perder la vista más allá -no me culpes de poco fijona-, recordar lo mucho que tengo y no aprovecharme de eso. Tan inerte no soy.

Mirar la nieve caer, seguir los copos grandes y fijarse en el brillo de ellos bajo el foquito, nunca me será más llamativo, créeme.

Escribo para que me leas y lloro para que me brille el rostro. Veéme.
Ponme la mano aquí en el pecho que hoy te entrego mi corazoncito sano.
Y nótese que no es para el reemplazo del tuyo, sino para fusionarlos. Que no nos parta ni el temblor más fuerte, ni el incendio con más humo, ni la descarga más helada. Hoy me comparto sin resignación: que hoy puedes, hoy te levantas para secarme las lágrimas y abrazarme con esa fuerza que muestras con los puros ojos.

Cómo duele el esmero.
Que el jajá no se te calle.
Te espero tanto y más.

Recuerdo...
Ya golpeaba fuerte, aun así quise bailar a luz apagada.
Los Beatles quisieron ayudar.
El Lennon te mandó saludos.


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Chico, que me tienes el corazón en la mano.



A mi apá.



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